Umearen lehengo bizitza urteak oso garrantzitsuak dira, adin horretan gauzak ikasteko gogoz daude. Bi lau urte dituztenean kontzeptu batzuk bereizten doa ( aurrean, jatordua...). Lau eta zazpi urte dituenean baloreak eta jokaerak barneratzen hasten da. Beraz, hau irakasteko baliabide erabilgarriena ipuinak dira. Haur hezkuntzan ipuina da lanaren ardatza, bere inguruan abestiak, errimak, igarkizunak, eskulanak eta abar ikasten dituzte.
Haurrei ipuinak kontatzea gustatzen zaie, behin eta berriz entzun al dute ipuin bera eta gauzak desberdinak ikasi izango ditu. Lehen aldiz entzuten duenean ipuin bat gauza gutxi batzuetan fijatzen da, baina behin eta berriz ipuina entzunten badu kontzeptu gehiagotan fijatuko da.
Ipuinen bidez haurrei gizartean egokiak diren jarrerak garatzen laguntzen dio. Horrez gain, istorioak kontatzeren bitartez baloreak ere transmititzen zaie.
                                    
                              IPUINAK



LA IMPORTANCIA DE LOS CUENTOS EN EDUCACIÓN INFANTIL

Desde los primeros años de vida, el niño debe tener un instrumento que le ayude a construir sólidas estructuras para su fantasía y que pueda reforzar su capacidad de imaginación. Para el niño, es en el cuento donde se funden la fantasía y la realidad. En el mundo que se construye a través del cuento, el niño construye multitud de elementos fantásticos que adquieren vida propia, liberando el subconsciente de frustraciones, tensiones y miedos, estimulando la creatividad y encauzando positivamente estas emociones.
El momento del cuento, en la escuela o en la familia, debe suponer un momento muy especial, un tiempo para compartir, para sentirse importantes y únicos, tanto el que lo cuenta como el que lo escucha. Un tiempo en el que el entorno real se confunde con el mundo fantástico del niño y se entrega por completo a él.
El cuento posee infinidad de valores educativos. Algunos de ellos pueden ser:
 -          El cuento posee un poder inmensamente maravilloso, ya que a través de él todo lo que el niño o la niña conoce cobra movimiento y actúa con formas irreales, mágicas e incluso absurdas que llenan su universo mental de matices evocadores. 
-          Los cuentos, llenos de situaciones y personajes reales o fantásticos, permiten al niño o la niña evocar mental y verbalmente. El poder de la palabra y el gesto del narrador les confieren una magia y un sabor indescriptibles. 
-          El niño, desde bien pequeño, sabe que lo que se le cuenta no es real pero lo acepta alegre porque cuando lee o escucha un relato no está buscando certezas ni confirmaciones científicas de la realidad, sino puertas para penetrar en el agujero negro de la fantasía, la irrealidad y los imposibles satisfechos. 
-          El niño o la niña que vive el acto aparentemente pasivo de escuchar, confronta constantemente lo que oye y lo que podría haberle ocurrido a él. En esos instantes, se está produciendo un verdadero acto de comunicación durante el cual el niño o la niña ha captado tan intensamente el argumento que le está ofreciendo el adulto que narra que necesita hacérselo saber con su contacto físico, pues todavía es demasiado pequeño para expresarlo con palabras. 
-          En el cuento, el niño proyecta sus necesidades y temores. Nos pedirán que les contemos una y otra vez aquel cuento que les da seguridad y confianza. La narración no interesa tanto por su valor literario como por el mágico encuentro del pequeño con el otro, madre, padre o maestro/maestra, con el que se fusiona. 
-          El relato ayuda al niño o niña a evadirse de la opresión del entorno, de los atroces peligros del crecimiento y la respetabilidad. Los cuentos no dicen que la vida sea ideal, tranquila, armónica, siempre gratificante: dicen que para quien lucha bien, la vida es posible sin dejar de ser humana. 
-          Cercano a sus padres, el niño descubre la maravilla de la palabra escrita y siente el deseo de conocer los códigos de la lectura, esos pequeños dibujos que llamamos letras y palabras. Cuando el adulto le lee o cuenta el niño hace predicciones sobre lo que sigue y poco a poco organiza el cuento en su memoria. Si el padre responde a sus preguntas, el niño se volverá activo y se interesará por los libros. Más tarde, apoyándose en las ilustraciones, reproducirá la experiencia de la lectura.  
-          El acercamiento a los cuentos populares incorpora al niño o la niña a una cultura trasmitida oralmente que él puede comprender y hacer suya. Además, el cuento posee un potencial didáctico enorme y clave en el desarrollo global e integral del niño o la niña.   



La función de la familia con respecto a los cuentos, además de lo comentado, será, a través de él, descubrir junto con el niño o la niña un apasionante mundo de fantasí­a. Ver cómo expresa su angustia ante la pócima de la bruja, sus deseos de llegar al castillo antes que el dragón, sus ansias de salvar a la princesa… y finalmente la recompensa de un final feliz. Los cuentos  favorecen, por tanto, las relaciones interpersonales Esto sucede en el momento que "contamos" y no en el momento que "leemos" un cuento. Es preferible que contemos cuentos a los niños y niñas en vez de leérselos porque, al contarlo, nosotros podemos intervenir como narradores en la historia y el niño o niña como oyente. Contar un cuento es un acontecimiento interpersonal en el que el adulto y el niño o niña son capaces de participar por igual, por lo que fortalece el ví­nculo creado.
Los cuentos proporcionan confianza Algunos de los cuentos modernos tienen desenlaces tristes que, después de los hechos aterradores que se han presentado a lo largo de la historia, no proporcionan el alivio necesario al niño o niña ni le dan la energía suficiente para enfrentarse con sus desventuras. Si no hay este final alentador, el pequeño, después de escuchar el relato, sentirá que no existe ninguna esperanza para solucionar sus problemas o dificultades; un final feliz es imprescindible en todo cuento, como ya hemos mencionado anteriormente.  
En los cuentos tradicionales, este equilibrio en medio de las energías del bien y del mal, que acaba siempre por inclinarse a favor del primero, hace surgir en el niño o niña la esperanza de que los episodios más o menos desafortunados o desgraciados de su vida irán disminuyendo de intensidad y acabarán por desaparecer; que hallará una suerte más propicia y que, finalmente, encontrará aquella persona o cosa que lo mantendrá al abrigo de cualquier peligro. Algunos finales de cuento representan la forma más perfecta de existencia deseada por el niño o niña. Por esta razón son tan importantes los cuentos tradicionales que tienen un desenlace feliz, como: Caperucita Roja, Los Tres Cerditos, etc. Es precisamente su final feliz lo que hace de estos cuentos una narración muy adecuada para ser contada.  
En definitiva, los cuentos tienen un poder extraordinario. Los niños y niñas se benefician de las enseñanzas del cuento de forma inconsciente y si intentamos reducir su riqueza, lo único que conseguiremos es que el relato no sea eficaz, y que pierda muchas de sus múltiples ventajas y de sus valores.  

Para Gianni Rodari “el primer conocimiento de la lengua escrita no ha encontrado ningún itinerario más rico, más lleno de color y más atractivo que el de un libro de cuentos”

date sábado, 15 de octubre de 2011

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